El alguacil
Aragón, invierno de 1134.
Ajenos a las sucesiones de reyes y coronas, los vecinos de Lacorvilla prosiguen con sus vidas. Sancho el Negro es un pobre carbonero que malvive como puede y es consciente de que el invierno no solo trae el frío y el hambre, sino también la muerte. Un grupo de bandidos, conocidos como los albares, se ha instalado en las inmediaciones de Lacorvilla y tiene planeado atacar la aldea.
Sancho no comparte el entusiasmo de sus vecinos por unirse al alguacil en una lucha contra los albares: ni cree en la victoria ni en el liderazgo del hombre que ejecutó a su padre. El odio es mutuo, pues hace años que el alguacil busca un modo de expulsar al carbonero del pueblo. A cualquier precio.
En medio de esta lucha por la supervivencia, un caballero misterioso llegará al pueblo proclamando ser un héroe salvador, pero en realidad pretende apropiarse de lo que algunos más aprecian. ¿Qué sucederá cuando descubran sus intenciones? ¿Qué pasa con los albares? ¿Y qué papel jugarán las mujeres de Lacorvilla, dispuestas a no ser ninguneadas?
No solo la narración y la ambientación desprenden realismo por los cuatro costados, los personajes también están a la altura.
Libros prohibidos
Nada más que añadir.
C. Douesnel
El final, lejos de lo que esperaba, deja al lector con la sensación de que las piezas han sido magistralmente colocadas para crear un retrato brutal de lo más deleznable del ser humano.
Elisa R. Brau
El alguacil es una novela digna de ser leída. Los cambios de ritmo, el lenguaje en las descripciones, la ambientación, los diálogos y sobre todo la construcción de los personajes me han convencido.
Eduardo Fuentes Calvo
El principal atractivo es la absoluta calidad del narrador, una cuidada voz que cuenta los hechos con un lenguaje adecuado al tiempo en el que suceden y, lo más importante, respetando el rol de cada uno de los personajes.
M. B. Vigo