Carlos Pérez Casas
Soy un poco alquimista, convierto los sueños en letras.
Carlos Pérez Casas: el historiador que narra futuros imposibles y pasados olvidados
Carlos Pérez Casas (Zaragoza, 1989) escribe con una premisa clara: que la Historia no es solo aquello que ocurrió, sino también lo que pudo haber sido. Profesor de Historia, corrector editorial y novelista, ha hecho de su formación académica un trampolín hacia mundos especulativos donde se cruzan el rigor, la imaginación y el compromiso narrativo.
Licenciado en Historia y con un Máster en Historia Contemporánea por la Universidad de Zaragoza, Carlos comenzó su carrera literaria en el terreno de la ciencia ficción más oscura. Su debut, El Señor es mi pastor, plantea un futuro dominado por corporaciones mineras y represión religiosa, donde la vida humana vale tanto como los órganos que pueda proporcionar. La acogida de los lectores impulsó la publicación de la precuela, El Cirujano, centrada en el origen de la enfermedad que diezma a la humanidad. Esta novela corta apareció en el número 3 de la revista Windumanoth y se convirtió en su obra más leída.
Pero su mirada no se limita al futuro. Con El alguacil, finalista del premio Guillermo de Baskerville 2017, Carlos volvió la vista al siglo XII aragonés para construir una historia coral de intrigas, justicia y poder desde el punto de vista de los personajes humildes que rara vez protagonizan las crónicas oficiales. Muy recomendable.
Su última obra, Lágrimas de fuego, traslada al lector a un mundo de fantasía con ecos del Siglo de Oro y la mística de la llama olímpica. Actualmente trabaja en el borrador definitivo de Noventa atmósferas, una novela ambientada en una ciudad flotante sobre Venus, donde el instinto de supervivencia entra en conflicto con los apuros económicos.
Fiel a la iniciativa NaNoWriMo, Carlos escribe cada historia como si fuera la última, con una mezcla de ambición formal, precisión histórica y sensibilidad social. En cada una de sus novelas late la pregunta: ¿qué nos define más, lo que recordamos o lo que imaginamos?
