Transformar un héroe en villano

En Los 100, Clarke y Octavia alientan a Bellamy a ser mejor persona.

El estado de ánimo de los personajes de tu novela

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En una entrada anterior habíamos hablado sobre el alineamiento de los personajes para determinar cuál es su predisposición hacia las normas y lo que ellos consideran el Bien y el Mal. Pero no son exclusivamente los roles los que determinan qué hará (y, en concreto, qué dirá) un personaje. El estado de ánimo de los personajes en un momento puntual también puede influir en su toma de decisiones, y de eso vamos a hablar hoy.

Comportamiento y estado de ánimo de los personajes

Estado de ánimo de los personajes
¿Qué es exactamente «estoy con desgana»?

En la vida diaria la gente puede decir que está triste, desmotivada, que ve el vaso medio lleno o medio vacío, que siente que se puede comer el mundo… Nuestros personajes también tienen emociones y queremos dejarlo claro; así que vamos a recurrir a los estudios sobre moldes cognitivos del psicólogo Pedro Hernández-Guanir para ayudarnos a fragmentar ese «me siento bien/mal» en categorías más específicas. Cada molde que se presenta a continuación viene acompañado con un ejemplo en torno a las rosas.

Moldes asociados a bajo bienestar subjetivo: Infravaloración y depresión

Esta categoría recoge todas aquellas actitudes de un personaje que, frente a un problema, solo observa los aspectos más negativos, especialmente aquellos que escapan a su control, y se culpa a sí mismo por no ser capaz de encontrar una solución.

  • Anticipación aversiva: Antes siquiera de comenzar a hacer algo ya suponemos que todo va a ser un desastre y que no podemos hacer nada por evitarlo. Me imagino lleno de pinchos y sangre cuando pienso que voy a coger rosas.
  • Valoración condicional: Hay predisposición hacia una tarea, pero nos gustaría que fuera distinta en algún aspecto con el que no nos sentimos capaces. ¡Cómo me gustarían las rosas si no tuvieran espinas!
  • Anticipación devaluativa: No vemos de qué va a servir lo que hagamos, porque el resultado final nos parece que va a ser igual o peor que el actual. ¿Para qué poner rosas si luego se marchitan?
  • Inflación-decepción: Durante un breve instante nos emocionamos ante la posibilidad de un resultado satisfactorio, para luego desesperarnos ante la evidencia de que no lograremos nada provechoso. Cuando pienso en las rosas, las imagino llenas de colorido y fragancia como algo sublime y mágico; luego me parecen pálidas y sin olor.
  • Imantación por lo imposible: Nos torturamos a nosotros mismos anhelando algo que es imposible conseguir. Ojalá pudiera hacer crecer rosas azules y sin espinas. Es lo que más quiero en este mundo.
  • Anticipación de hipercontrol: Cuando queremos tener un dominio absoluto sobre todas las variables y nos obsesionamos con el más mínimo aspecto. Toda la noche estoy en vela pensando cómo podría coger las rosas sin que me pinchasen. Qué abono utilizar. Dónde plantar. ¿Necesito agua mineral?
  • Evaluación selectiva negativa: Examinado el problema decidimos centrarnos exclusivamente en los elementos perjudiciales. Por fin he conseguido tener una rosa, pero solo es una y está llena de pinchos.

Moldes asociados a bajo bienestar subjetivo: Disociación o conflicto con la realidad

Este segundo nivel de decaimiento emocional incluye toda actitud que consideraríamos como «salirse por la tangente» o cerrar los ojos ante lo evidente.

  • Descalificación negativista global: Nos las arreglamos para creer que todo el asunto es algo trivial o innecesario. Las rosas son tonterías: símbolos decadentes y cursis.
  • Descalificación selectiva: Nos centramos en un aspecto concreto para despreciar el problema que se nos presenta. Las rosas son un engaño: debajo del colorido esconden las espinas.
  • Descestructuralización: Un evidente cambio de asunto y contexto para no hacer frente al problema. De rosas no vive nadie. Más belleza tienen las lechugas o los tomates de la huerta.
  • Hiperanálisis disociativo: A través de un análisis detallado del problema en cuestión nos dedicamos a desmantelarlo como algo sin importancia. Las rosas son una mera acumulación de pétalos en torno a un núcleo.
  • Disociación afectiva: Descalificamos el problema porque no lo valoramos como algo que nos afecte emocionalmente. Las rosas no me dicen nada: son unos objetos más. Las miro pero no estoy para sensiblerías.

Moldes asociados a alto bienestar subjetivo: Control, equilibrio emocional y disposición constructiva

Por último tenemos algunos ejemplos de una actitud de autoconfianza y predisposición a enfrentarnos a los problemas ofreciendo lo mejor que tenemos y buscando alternativas en aquellos aspectos que no dominemos.

  • Anticipación analítica moderada: A diferencia del hipercontrol, aquí lo que pretendemos es manejar aquellos aspectos con los que nos sentimos capacitados y actuar en consecuencia. Antes de coger las rosas, pienso que tengo que sujetar el tallo con los dedos en las zonas donde no hay espinas.
  • Anticipación constructiva: Puede que algo vaya a salir mal, pero el resultado merecerá la pena. Aunque tengan espinas, disfrutaré de las rosas.
  • Inflamación proactiva: Nos autoanimanos a cada paso para dar lo mejor de nosotros mismos y obtener satisfacción en cada momento. Al trabajar cogiendo rosas, me anima pensar en el ramo que tendré al final.
  • Control proactivo emocional: Si aparece un imprevisto, procuraremos no considerarlo como algo irresoluble. No dejaremos que interfiera en nuestra tarea. Si me pincho cogiendo rosas procuraré no alarmarme.
  • Evaluación selectiva positiva: Examinado el problema decidimos centrarnos exclusivamente en los elementos beneficiosos. Aunque las rosas se marchitaron, pude disfrutar de ellas durante la semana.
  • Selección constructiva de alternativas: Cuando algo salga mal, buscaremos el mejor modo de sacar provecho de la nueva situación. Con las rosas marchitas podré hacer abono. Y más rosas.

Con todos estos estados de ánimo  a nuestra disposición es posible que nuestros personajes ganen en riqueza en nuestra novela y el autor tenga una idea más clara de cómo deberían sentirse antes o después de que algo importante les haya sucedido. El éxito o el fracaso en una tarea también afecta a los héroes, y puede llegar a socavar su moral antes del encuentro decisivo.

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